Carta abierta a Gonzalo Castillo: un análisis sin pasión política
Juan T H escribe estas líneas sin interés partidario ni político, desde una mirada crítica y sincera hacia Gonzalo Castillo, candidato presidencial del Partido de la Liberación Dominicana (PLD). Designado por el entonces presidente Danilo Medina ante la imposibilidad constitucional de una tercera reelección, su postulación sorprendió a políticos experimentados y seguidores del PLD.
Una designación que dividió al PLD y al país
Nadie, ni siquiera el propio Gonzalo Castillo, esperaba que el “dedo presidencial” lo eligiera en medio de una crisis interna que fracturó al partido y, de cierta forma, al país. Esta decisión marcó un antes y un después en la historia política dominicana reciente.
La imagen pública versus la realidad personal
La imagen que proyecta Gonzalo en medios y redes sociales dista mucho del hombre afable, elocuente y cercano con quien he conversado en varias ocasiones. El empresario con más de 30 años de trayectoria, que construyó una familia sólida, parece desvanecerse frente a las cámaras.
El Gonzalo que se muestra en televisión luce inseguro, torpe y sin la capacidad de articular ideas coherentes. La presión y el estrés que carga son evidentes, reflejando una realidad muy distinta a la del empresario exitoso que conocemos.
Un candidato que no convence ni transmite confianza
En sus apariciones públicas, spots y entrevistas, Castillo no logra conectar con el público ni comunicar un mensaje claro. Su lenguaje corporal denota miedo escénico, inseguridad y temor al error, rasgos poco comunes en un dirigente político entrenado y formado.
Ni él ni su familia merecen la imagen de un “candidato improvisado”, surgido casi por arte de magia en un escenario político hostil y escéptico. La credibilidad y la autenticidad parecen ausentes en su figura pública.
La política como ciencia y un desafío para Gonzalo Castillo
La política es una disciplina rigurosa que exige conocimiento, sistematicidad y principios claros. Gonzalo Castillo es un hombre de negocios, no un político de carrera, y asumir la candidatura en un contexto de división interna y un gobierno impopular fue, en realidad, un “caramelo envenenado”.
El PLD enfrenta hoy un desgaste provocado por la ambición, la corrupción, la impunidad, el endeudamiento y la inseguridad ciudadana. En este escenario, la candidatura de Gonzalo parece más un “gancho” que una oportunidad real de mantenerse en el poder.
Un final anunciado para el PLD si Gonzalo es candidato
Como dice el refrán popular, “lo que mal comienza, mal termina”. Con una crisis tan profunda y un candidato que no logra consolidarse, el PLD está condenado a la derrota en las próximas elecciones.
Un consejo familiar podría ser la reflexión necesaria para replantear esta candidatura. En este caso, estoy seguro de que mis hijos me recomendarían renunciar a tiempo, mientras aún hay oportunidad.

