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Las finanzas personales dependen directamente de cómo pensamos. Lo que decimos es generado en ese pensamiento. Entender lo que significa nos da el poder para cambiar lo que no nos gusta.

Altice

Algunas frases que aplicamos a nuestra vida transparentan ese pensamiento.

Las acciones que aplicamos son derivadas de decisiones. Estas dependen de lo que nos pasa por la mente en el momento de tomarlas. Pero es mucho más profundo que una casualidad, estamos programados por lo visto y vivido en todos nuestros años de vida.

¿Crees que el que vive escases en su juventud desperdiciará o guardará cuando ya no la tenga? Detente y piénsalo.

La respuesta es: Depende. Sí, de otras tantas cosas que formaron a esa persona. Si en su alrededor se vio en la necesidad de mostrar que progresó, ¿qué crees que hará? Sí, quizá desperdiciar para mostrar. ¿Y si su temperamento es introvertido o es una persona insegura? Posiblemente se convierta en una persona ahorradora porque no quiere volver a pasar lo vivido.

La programación que tenemos es la responsable de las acciones que tomamos. Por lo tanto, la causante de la situación financiera que estamos viviendo.

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Algunas frases que demuestran cómo pensamos y que nos llevan por un mal camino financiero son las siguientes:

  • “Me lo merezco”: Buscamos satisfacer la necesidad de autorrealización. Sabemos que no es racional la adquisición, pero lo emocional debe decidir.
  • “El dinero está hecho”: Momento decisivo para entrar en problemas financieros. Aunque es una gran verdad, hay que ganárselo para que sea nuestro. Y se ve que hasta el momento no hemos sido capaces de ganarnos esa cantidad.
  • “Para qué es que uno trabaja”: Una de las decisiones más emocionales que puede haber, y de las más alejadas de la realidad. No tenemos cómo justificar una compra, y mucho menos la situación financiera en que ya nos encontramos. Llega por lo general cuando ya estamos en problemas de dinero.
  • “Yo resuelvo”: Ponemos nuestra autovaloración por delante de todo. Le hacemos creer a otros que estamos convencidos de que podemos pagar más adelante. La verdad es que hemos analizado y con nuestros ingresos no vemos forma de hacerle frente a ese gasto. Pero la valentía irracional puede más.
  • “Un gustazo, un trancazo”: Valorar el disfrute inmediato más que el dolor futuro es el principio fundamental de este pensamiento convertido en frase. Lo puedo traducir a: Obtengo, luego sufro.
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Todas estas frases tienen mucho en común, llegan en el momento más irracional de la compra. Hemos analizado y racionalmente nos damos cuenta que no podemos comprarlo. No contamos con los recursos, por no haberlos asignado o por insuficiencia. Pero debemos bloquear la racionalidad para proseguir con la obtención.

Quizá en el pasado era más peligroso accionar así. Comerse todo lo cazado o recolectado en un solo día podía llevar a una semana de hambre. Ahora no corremos un riesgo tan grande, podemos patear el problema para mucho más adelante. Cuando no tengamos dinero tomamos un préstamo.

Lo más interesante es que solemos pensar que el ingreso no alcanza para lo esencial. Lo que no vemos es que por hacerle caso a esas frases es que luego no alcanza para lo que sí tenemos obligación de adquirir.

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