Por Luis González Fabra
La presentación que hizo el presidente Abinader en La Semanal del lunes pasado dejo en claro que la reforma de que se habla ahora por todas partes no es una simple reforma fiscal y tributaria, sino que va más allá y conlleva la intención de que en tres períodos presidenciales el país se convierta en una nación desarrollada.
El Presidente señaló los retos para alcanzar la meta del desarrollo y prácticamente invitó a las fuerzas organizadas de la sociedad civil a unirse en ese esfuerzo que se entiende sea no solo del gobierno, sino de todos.
Con claridad el primer mandatario expuso que para el 2036 el producto interno bruto será duplicado y su meta es trabajar para la creación de 1.7 millones de nuevos empleos.
Para esa fecha se habrá triplicado el salario promedio y no existirá la pobreza absoluta que actualmente afecta a 400 mil dominicanos y la pobreza monetaria que afecta a 2 millones 600 mil personas. Se extenderá la esperanza de vida en seis años y se alcanzará el mayor grado de inversión y nuestro país será la nación más prospera de la región.
El Presidente estableció que para alcanzar ese objetivo se necesitarán doce reformas que tiene identificadas: lograr la institucionalidad, la justicia, la democracia, infraestructuras, energía, estabilidad fiscal, macroeconómica, salud, educación, dinámica laboral, innovación, tecnología y mejor dinámica empresarial.
Y ha sido claro al especificar que “obviamente necesitamos más recursos para eso, pero no es solamente una reforma fiscal, es todo un pacto nacional por el desarrollo de la República Dominicana”.
El reto asumido por el Primer Mandatario lo describe con una persona optimista con características positivas en su forma de ver la vida y de entender los desafíos. Su actitud positiva lo hace enfocarse en lo bueno de las situaciones y a esperar resultados positivos.
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Su confianza en sí mismo y su capacidad de resiliencia, mostrados en la crisis de la pandemia, cuando fue capaz de recuperarse de las adversidades y aprender de las experiencias para mantener la economía funcionando y relanzarla a tiempo para llegar a donde estamos hoy. Una situación que llevo a Sergio Diaz-Granados, presidente ejecutivo del Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe a hacer, en visita a reciente a nuestro país, el siguiente comentario: “Cuando uno mira a dominicana en treinta años, lo ha dicho el Banco Mundial, nosotros también lo ratificamos, uno de los casos de estudio de transformación económica de América Latina y el Caribe es República Dominicana”
Todo esto significa y es lo que debemos entender, que el presidente Abinader tiene una visión de futuro positiva y busca tomar iniciativa para mejorar las circunstancias y no esperar que los problemas se resuelvan solos.
Ningún país de América Latina ha logrado el desarrollo, el muestro tiene la capacidad para lograrlo si marchamos por el camino del dialogo y el consenso poniendo en primera línea los intereses nacionales, dejando los intereses partidarios a un lado durante por lo menos tres años, mientras avanzamos con la convicción de que el pueblo eligió a Abinader para dirigir este proceso y él no quiere, no le interesa, hacerlo solo, sino junto al liderazgo nacional, político, social y económico.
Es una oportunidad. ¿La dejaremos pasar?